“…- Se puede decir que usted ha tenido que
sobrevivir a algunas desgracias…
- En el libro
de mi vida las desgracias han quedado en anotaciones al margen, son una especie
de “letra chica”. Eso solo puede lograrse con los años, aprendiendo a olvidar y
así volver a focalizar. Me gusta la palabra focalizar, porque tiene que ver con
saber dirigir la energía. Creo que he tenido momentos maravillosos, de tristeza
y de alegría.
- Perdón,
¿rescata la tristeza como maravillosa?
- Definitivamente,
cualquier estado profundo de sentimiento visto a la distancia fue maravilloso,
o por ejemplo el recuerdo que hoy ya estamos siendo, que es triste y
maravilloso a la vez. Si uno no lo entiende de esa manera, si se encierra en lo
trágico de la vida, nada de esto tiene sentido. Ni este vaso de vino, ni la
música que suena en este momento. Pero además hay momentos que pueden ser
alegres o de gozo. Esos momentos de éxtasis pleno hay que vivirlos, lisa y
llanamente, sin pensar demasiado, sin culpas, sin arrepentimientos. Debe uno encerrarlos
en un cofre bajo llave, en la retina y para siempre, para toda la vida. Recuerdo
que una vez le planteaba a una amiga psicóloga “¿por qué algunas personas no se
permiten ser felices sin cierta culpa, o demasiado atentos a que todo algún día
va a terminar? Ella me respondió que en ellos pesa demasiado saber que luego
del éxtasis viene la reflexión. Y, como quien sabe que va a caerse y golpearse
duro, por las dudas va preparando el colchón. Una pena, porque en ese preparar
el colchón, se distraen y no gozan.”
- Y hoy, a
los ochenta y cinco años, ¿sigue esperando momentos de éxtasis?
- Tampoco
soy un idiota que no sabe que la llegada no tarda en llegar. Pero fíjese que
curioso, la mariposa, que antes fue oruga, no dejó de esforzarse en el proceso
de metamorfosis, aún sabiendo que como mariposa viviría escasas horas. En
definitiva, en esta vida yo creo que uno es oruga y mariposa a la vez. Oruga
por el esfuerzo que hace para llegar a ser algo mejor y mariposa por lo fugaz
del logro. En esta vida concreta, en la que usted y yo estamos aquí
conversando, en fin, en la línea de tiempo de la eternidad, uno es un
chasquido, un punto. En La Vida con mayúsculas, en un sentido amplio, de
eternidad, uno siempre es puntos suspensivos.
- ¿Y qué
sería a su criterio lo contrario a la muerte?
- El sexo
es una de las patas fundamentales para explicar la muerte por su contrario.
Thanatos y Eros. Los opuestos. No solo en un sentido de reproducción, de “perdurar”
a través de los hijos, sino del deseo. La llave a casi todas las puertas es el
deseo. Desear, desear, siempre desear.
- Y otra de las patas sería…
- El alma
como parte del Universo, encerrada momentáneamente en este cuerpo. ¿Con qué fin?
A lo mejor tiene que ver con elevarse hacia cierta clase de perfección.
- ¿Pero
acaso no sería el final si se alcanza esa perfección?
- La
paradoja es que el final y el principio son la misma cosa. Imagínese un círculo
en el aire. ¿Dónde empieza y donde termina la línea que le da forma? Nacer y
morir, por ejemplo: dos polos extremos del mismo proceso. Siempre he sostenido
que los contrarios son la misma cosa en diferente nivel de intensidad. Pero ese
es otro tema, no quiero aburrirle. Cierro con esto: morir y vivir no son
opuestos. Lo opuesto a vivir es no desear. Lo opuesto a morir es desear.
- Si
volviera a nacer, ¿qué cambiaría de su vida?
- Usted no
ha escuchado. Yo volveré a nacer.
(Se levanta, cambia el tono y recita):
“Con el alma de uno,
Hacia luz
vamos.
Todo es agua,
aire, humo,
Libre de
cuerpo pesado.
Mañana o en
mil años,
Lo que
busques tendrás.
Nada se
queda, nadie se va,
Ni tu voz,
ni tu alma en soledad.
Todo se
mueve
Aunque no
lo veamos.
Una flor,
el sol, el olvido,
Animal,
vegetal, humano.
Golondrina
que migra
No sabe
adónde va.
Sólo sigue
su destino
Esperando
perdurar.
Fui jaguar
en el pasado,
Soldado de
Tebas después.
Fui rey y
esclavo un día,
Un triste
malvón seré.
Nada es
para siempre,
Nada
material.
Ojo por
ojo, diente por diente
Mañana o en
mil años será.”
Vuelve a tomar asiento, me mira y espera una
reflexión que no puedo devolver. Toma el vaso, lo mueve en círculos y bebe
hasta el final.
- Si ese
Desear al que usted se refería antes es más amplio que el deseo exclusivamente
sexual, sería –según entiendo- como un motor, el motor de la vida. ¿Podríamos
decir que es una especie de proyectar pero improvisar a la vez?
- El deseo
tiene que ver con el placer, con revalorizar la vida, y finalmente con la
autorrealización. Desde ya que hay un deseo sexual, naturalmente. Pero creo que
culturalmente el sexo está sobrevaluado. Un claro ejemplo de esto es la
valoración que se hace de las personas según su inclinación sexual. Quiero
decir, a mi entender la elección sexual es natural, sea cual fuere. En cambio la
valoración que se hace de esa elección es cultural, y por lo tanto arbitraria. Es
complejo el tema y no tenemos el tiempo para profundizar. Lo que quiero decirle
en definitiva, si no fui lo suficientemente claro en un principio, es que
cuando hablo del deseo sexual, quiero que se entienda en un sentido amplio, no
solamente de reproducción o atracción por el otro. Es una metáfora para graficar
la idea de ponerle a las ganas de cada proyecto y destino personal la misma
intensidad que naturalmente se le vuelca al deseo sexual.
- ¿Y si no
hay deseo sexual?
- Disculpe
joven, ¿qué dije que era lo contrario al deseo? .”