sábado, 21 de septiembre de 2013

Fragmento de entrevista a Lucio Marchioni, pensador de cosas



…- Se puede decir que usted ha tenido que sobrevivir a algunas desgracias…
- En el libro de mi vida las desgracias han quedado en anotaciones al margen, son una especie de “letra chica”. Eso solo puede lograrse con los años, aprendiendo a olvidar y así volver a focalizar. Me gusta la palabra focalizar, porque tiene que ver con saber dirigir la energía. Creo que he tenido momentos maravillosos, de tristeza y de alegría.
- Perdón, ¿rescata la tristeza como maravillosa?
- Definitivamente, cualquier estado profundo de sentimiento visto a la distancia fue maravilloso, o por ejemplo el recuerdo que hoy ya estamos siendo, que es triste y maravilloso a la vez. Si uno no lo entiende de esa manera, si se encierra en lo trágico de la vida, nada de esto tiene sentido. Ni este vaso de vino, ni la música que suena en este momento. Pero además hay momentos que pueden ser alegres o de gozo. Esos momentos de éxtasis pleno hay que vivirlos, lisa y llanamente, sin pensar demasiado, sin culpas, sin arrepentimientos. Debe uno encerrarlos en un cofre bajo llave, en la retina y para siempre, para toda la vida. Recuerdo que una vez le planteaba a una amiga psicóloga “¿por qué algunas personas no se permiten ser felices sin cierta culpa, o demasiado atentos a que todo algún día va a terminar? Ella me respondió que en ellos pesa demasiado saber que luego del éxtasis viene la reflexión. Y, como quien sabe que va a caerse y golpearse duro, por las dudas va preparando el colchón. Una pena, porque en ese preparar el colchón, se distraen y no gozan.”
- Y hoy, a los ochenta y cinco años, ¿sigue esperando momentos de éxtasis?
- Tampoco soy un idiota que no sabe que la llegada no tarda en llegar. Pero fíjese que curioso, la mariposa, que antes fue oruga, no dejó de esforzarse en el proceso de metamorfosis, aún sabiendo que como mariposa viviría escasas horas. En definitiva, en esta vida yo creo que uno es oruga y mariposa a la vez. Oruga por el esfuerzo que hace para llegar a ser algo mejor y mariposa por lo fugaz del logro. En esta vida concreta, en la que usted y yo estamos aquí conversando, en fin, en la línea de tiempo de la eternidad, uno es un chasquido, un punto. En La Vida con mayúsculas, en un sentido amplio, de eternidad, uno siempre es puntos suspensivos.
- ¿Y qué sería a su criterio lo contrario a la muerte?
- El sexo es una de las patas fundamentales para explicar la muerte por su contrario. Thanatos y Eros. Los opuestos. No solo en un sentido de reproducción, de “perdurar” a través de los hijos, sino del deseo. La llave a casi todas las puertas es el deseo. Desear, desear, siempre desear.
-  Y otra de las patas sería…
- El alma como parte del Universo, encerrada momentáneamente en este cuerpo. ¿Con qué fin? A lo mejor tiene que ver con elevarse hacia cierta clase de perfección.
- ¿Pero acaso no sería el final si se alcanza esa perfección?
- La paradoja es que el final y el principio son la misma cosa. Imagínese un círculo en el aire. ¿Dónde empieza y donde termina la línea que le da forma? Nacer y morir, por ejemplo: dos polos extremos del mismo proceso. Siempre he sostenido que los contrarios son la misma cosa en diferente nivel de intensidad. Pero ese es otro tema, no quiero aburrirle. Cierro con esto: morir y vivir no son opuestos. Lo opuesto a vivir es no desear. Lo opuesto a morir es desear.
- Si volviera a nacer, ¿qué cambiaría de su vida?  
- Usted no ha escuchado. Yo volveré a nacer.

(Se levanta, cambia el tono y recita):

Con el alma de uno,
Hacia luz vamos.
Todo es agua, aire, humo,
Libre de cuerpo pesado.

Mañana o en mil años,
Lo que busques tendrás.
Nada se queda, nadie se va,
Ni tu voz, ni tu alma en soledad.

Todo se mueve
Aunque no lo veamos.
Una flor, el sol, el olvido,
Animal, vegetal, humano.

Golondrina que migra
No sabe adónde va.
Sólo sigue su destino
Esperando perdurar.

Fui jaguar en el pasado,
Soldado de Tebas  después.
Fui rey y esclavo un día,
Un triste malvón seré.

Nada es para siempre,
Nada material.
Ojo por ojo, diente por diente
Mañana o en mil años será.
 
Vuelve a tomar asiento, me mira y espera una reflexión que no puedo devolver. Toma el vaso, lo mueve en círculos y bebe hasta el final.

- Si ese Desear al que usted se refería antes es más amplio que el deseo exclusivamente sexual, sería –según entiendo- como un motor, el motor de la vida. ¿Podríamos decir que es una especie de proyectar pero improvisar a la vez?
- El deseo tiene que ver con el placer, con revalorizar la vida, y finalmente con la autorrealización. Desde ya que hay un deseo sexual, naturalmente. Pero creo que culturalmente el sexo está sobrevaluado. Un claro ejemplo de esto es la valoración que se hace de las personas según su inclinación sexual. Quiero decir, a mi entender la elección sexual es natural, sea cual fuere. En cambio la valoración que se hace de esa elección es cultural, y por lo tanto arbitraria. Es complejo el tema y no tenemos el tiempo para profundizar. Lo que quiero decirle en definitiva, si no fui lo suficientemente claro en un principio, es que cuando hablo del deseo sexual, quiero que se entienda en un sentido amplio, no solamente de reproducción o atracción por el otro. Es una metáfora para graficar la idea de ponerle a las ganas de cada proyecto y destino personal la misma intensidad que naturalmente se le vuelca al deseo sexual.
- ¿Y si no hay deseo sexual?
- Disculpe joven, ¿qué dije que era lo contrario al deseo?.