viernes, 25 de julio de 2008

Refutación de la refutación del regreso

“El Regreso no es posible”. Dice Ricardo Poullet, un gran filósofo y pensador. Y cuando habla de Regreso, se refiere a ese regreso que todos anhelamos, al de volver a tiempos pasados. Su argumentación es muy sólida, porque además de detallar unas cuantas incongruencias con respecto al Regreso, asegura que aún volviendo no se vuelve.
Citemos a Poullet: “¿ De qué nos sirve volver a tener diecisiete años sabiendo lo que nos espera? Para ser más puntuales: ¿Declararíamos nuestro amor con tanta emoción a esa rubia adolescente que luego nos rechazaría redondamente?... Seguro que no.” Y fue aún más lejos: “Toda situación que protagonizáramos no sería para nada igual a la primera vez, seríamos un testigo de lujo de nuestros propios olvidos...”
El hombre tiene los pies sobre la tierra. De todas maneras yo creo que hay una forma de Regresar verdaderamente. Una forma que nos permite ser protagonistas, un Regreso en el cual nada es previsible.
Mi Regreso es a través de los sueños.
Los sueños son considerados como algo estéril, que mueren al despertar. Pero a caso no muere la vida cuando apenas uno despierta? ¿No es soñar la manera de vivir situaciones que durante la vigilia nos acosan inconscientemente?
No hace mucho tiempo soñé con el pibe que era hace unos cuantos años. Tenía aquel pantalón azul oscuro que me había traído una tía ya fallecida de un viaje a España, las zapatillas Flecha blancas y la camisa celeste con bolsillo en el lado izquierdo. Estaba en la puerta de mi casa en el barrio de La Paternal, y estábamos todos: el turco Amín, el rulito, el gordo, Juan Cruz, el zurdo y yo. Estábamos jugando a las escondidas. El zurdo “la estaba contando”; “... y el que no se escondió se embroma.”Gritó. Yo me había refugiado atrás del pilar de la casa de don Roque (escondite peligroso teniendo en cuenta el carácter de aquel viejo). Desde allí, agazapado, podía ver al turco y al gordo peleando por ver quién subía más alto al nogal de doña Lita. En ese instante lo vi al zurdo casi a mi lado. Quise entonces saltar de un sólo movimiento el pilar para ir a “la piedra” y salvarme de una casi inexorable próxima ronda contando. Fue allí cuando tropecé y caí de boca al suelo. Me había partido un diente, y no pude (a pesar de la presencia de mis amigos) contener el inevitable llanto. Lloraba mucho. Gritaba. Cuando vi a mi madre salir de mi casa con cara de desesperación desperté. Al separarme de la almohada por la exaltación noté que ésta estaba completamente mojada, al igual que mi rostro. Estaba llorando. Podía aún sentir el dolor de ese diente quebrado. Todo ese día recordé los rostros de aquellos vagos mejor que nunca. Había Regresado.
Me levanté entre una mezcla de alegría y de tristeza. Abrí la ventana y aquel pilar ya no estaba, ni el nogal, ni el zurdo, ni nadie. Tuve la certeza de que los volvería a ver otra vez. Me sentí perdido, sin una edad determinada. Me consolé con La Esperanza de que ellos también Regresaban. Tuve la sensación además de que en ese momento estaba pateando un penal en la almohada de algún viejo amigo.
Regresar es posible. Sólo el que olvida no Regresará jamás y ese nunca podrá ser nuestro amigo.






*Ricardo Poullet es un personaje ficticio.

5 comentarios:

Vanina dijo...

Estas palabras me tocan muy de cerca, porque en estos días me estoy reencontrando con gente de la infancia, a través de una página de internet. Y me están viniendo unas ganas tremendas de volver al pasado, de estar ahí otra vez. Pero no me preocupa, en la medida en que volvería a pasar exactamente lo mismo. Haría una pequeña trampa y sería un poco la que soy hoy, y mejoraría algunas actitudes, algunas reacciones, algunas respuestas. Pienso que disfrutaría más muchas situaciones que dejé pasar.
Los sueños de la infancia que realmente fue, también son impagables. Y la verdad, mejor conformarse con esos, que de todos modos te dejan en un estado atemporal simpático. El regreso que me gustaría vivir, será siempre un imposible, y para nada simpático.

adrian villamizar dijo...

quien plagió a quién? usted a Dolina o dolina a Usted?

Luciano Javier Melchiori dijo...

adrian, es mi refutacion a su refutacion.
es muy destructivo hablar de plagio cuando no hay repetcion sino inspiracion a partir de un escrito ajeno...
"quien olvide nunca podra ser nuestro amigo"

adrian villamizar dijo...

¿y por qué razón, Melchiori,no lo nombra Usteed a Dolina? si lo suyo es la refutación de la refutación de Alejandro, cosa que no veo clara pero respeto lo que piensa y escribe, ¿por que no le da el crédito que se merece el taciturno de Baigorrita? ¿o es que Dolina es Ricardo Poullet? ¿o Ricardo Poullet es Manuel Mandeb? ¿o usted es Mandeb y yo soy Dolina? o tal vez Usted es Dolina y yo soy Usted... es posible que nunca lo sepamos

Buenas noches
Adrián Pablo (aún eso creo)

Luciano Javier Melchiori dijo...

Gracias Adrián por tu valioso tiempo! Cuando escriba "El psicoanálisis en el barrio de La Paternal" te juro que lo nombro. No vaya a ser cosa que el negro se enoje y me meta en cana... Abrazo!