viernes, 3 de abril de 2015

La grieta de siempre

Una vez conseguidos los fondos necesarios, finalmente se decidió pintar el Teatro Municipal. Estaba tan caído pobrecito… Se ofrecieron para la tarea algunos vecinos, grandes y chicos. 
Damián, uno de los jóvenes con mayor entusiasmo, comenzó por lijar uno de los muros más altos. Luego de un rato, percibió en la pared una grieta enorme. Esto es muy peligroso, puede derrumbarse, pensó. Rápidamente dio aviso al encargado de la obra, un hombre mayor que conocía el teatro casi desde su nacimiento. La respuesta del anciano, que parecía estar esperando el aviso de Damián, lo dejó boquiabierto: “Pibe, la grieta siempre existió, solo que siempre la hemos disfrazado para que no se viera. Hizo falta tu fuerza para retirar la vieja pintura sobrante para dejarla a la vista nuevamente. ¿Realmente tu intención es rellenarla y afirmar el muro o solo volver a maquillarla como siempre se ha hecho? El teatro está en tus manos.”
Damián no entendió nada. Siguió lijando y lijando sin parar. Mientras tanto en su cabeza no dejaba de pensar en grietas, muros, maquillajes, derrumbes y disfraces.

No hay comentarios: